Una experiencia gastronómica completa e inmejorable. Reservamos 3 meses antes aproximadamente. Varias veces se comunicaron para confirmar y al final para explicarnos las opciones para esa noche. O bien mesa en el salón; o una mesa con mayor privacidad; o en la barra, frente a los chefs, en una experiencia gastronómica diferente. Elegimos esta última. Desde que llegamos la atención de la moza fue muy atenta a cada detalle. Nos ubicamos en la barra frente al Chef, quien nos preparó las piezas toda la velada. Previo nos explicaron las opciones y sus variantes, como no teníamos idea, el Chef recomendó una y la dejo abierta para irla modificando durante la cena. Empezamos con unas entradas: una picadita con quimchi, zanahorias, un bocadito de acelga con sesamo, zanahorias y remolachas como en una conserva; una sopa, un pure frío con pepinos y dos bocaditos, no recuerdo si era gyoza o dumpling si nombre. Una entrada con mucha variedad de sabores, temperaturas y texturas; exquisita. Después ya entramos en los principales, eran piezas de sushi, primero 10 niguiris. Los preparaba en el momento adelante nuestro, de a dos piezas, y nos explicaba sobre cada una sus ingredientes. Las variedades que nos ofreció fueron: langostino, besugo, lisa, lenguado con pasta de ají amarillo, caballa con iusu, ventresca de trucha (le pedimos repetirlo porque era increíble), truchas, langostinos y mango con huevas de trucha. Cada uno preparado con pinceladas de salsas y diferentes detalles. No hubo uno solo que no valga la pena probar, impecables, cada bocado era un viaje de sabores. Cuando terminamos esta parte de la cena, nos recomendó seguir con 10 rolls. La misma dinámica, y siempre consultando sobre nuestras preferencias. Las variedades fueron: roll pescado blanco langostinos cobertura de palta flameado y kurikake de maní tostado, pasion, langostinos. Los nombres los anote por fonética, no tengo idea como se escriben algunos. Si bien los sabores fueron más conocidos para nosotros, el nivel era un 10. Ni un solo sabor fuera de lugar. Exquisito. Cuando terminamos, él Chef nos ofreció cuatro piezas más, de cortesía, preparada con ingredientes que había tenido en cuenta de la charla que teníamos durante la cena. Un crack. Pedimos de postre una torta mousse de chocolate con corazón de azafrán. Una combinación muy buena, no tan dulce, recomendada por la moza (que no erro ni una recomendación). Otro 10 el postre. El lugar es lindo, muy bien ambientado. No vimos mucho el salón general. Comer en la barra es una experiencia gastronómica. Sale del concepto "salir a cenar". El precio de la cena, teniendo en cuenta la experiencia, para nada excedido. La atención, inmejorable. Sin duda es un "vamos a volver". Como apunte al margen, al preguntar al Chef por la ausencia de salmón en los platos, nos explicó que era una decisión de poner en valor los productos propios de nuestra zona. Un tremendo acierto.