"Si quieres comer bien de verdad y ser bien atendido este es el sitio y espera lo que haga falta". Esto nos lo dijo una persona que estaba esperando para cenar el primero día.
En el Chantel vivimos una experiencia culinaria excepcional durante nuestros cuatro días de visita. Noche tras noche, disfrutamos de platos exquisitos que destacaron por su calidad y sabor espectaculares. Desde el lomo con reducción de vino Malbec hasta la bondiola de cerdo, locro, trucha, cada elección fue un acierto, especialmente los sorrentinos de salmón que me conquistaron. Los entrantes, como las empanadas de carne y pollo, junto con el carpaccio de guanaco, fueron deliciosos y nos dejaron enamorados. El toque especial del pan caliente con crema de zanahoria al inicio y el chupito de licor al final fueron detalles encantadores de la casa. Sin embargo, lo que realmente destacó no fue solo la comida excepcional, sino también el servicio impecable. El dueño, Chico, irradiaba energía positiva y cercanía, mientras que el camarero Ezequiel hizo que cada cena fuera divertida y especial. ¡Hasta cuentan con una camarera que parece ser la doble de Clara Lago, pero aún más simpática!
Después de esta experiencia, estoy ansiosa por regresar al Chantel, primero para disfrutar de otra cena en La Tapera y luego para dar un paseo ( pero no mucho jaja). ¡Una visita obligada para aquellos que buscan una combinación perfecta de excelente comida y atención excepcional!
En cuanto a la comida, unos sorrentinos de salmón para llorar de ricos, un bife jugoso y sabroso, postres también buenos... En cuanto al ambiente, cálido, ambiente montañero. Y tanto las camareras como el chico que nos atendió muy amables y atentos en todo momento, cercanos. El chico un tipazo, un crack. Dos días estuvimos, dos días fuimos.
El único lugar que he visto Carpaccio de Guanaco, toda una experiencia comer en este lugar.
Se siente como un lugar cómodo y ambiente excelente para una cena. Se llena bastante por la noche, pedimos una Cazuela Locro, Carpaccio de Guanaco y Ensalada Mixta.
Pero si pueden, recomiendo la carne.
Un sitio muy acogedor, todo en madera, lo cual te da una calidez especial. Además, el trato espectacular. Había que esperar un poco, dado la gran fama, pero cumplieron muy bien con los órdenes de llegada. Y por último, la comida cumplió con la expectativa. Desde luego un sitio que hay que probar si vais a El Chalten!
Francisco Tomás Franco
+5
Excelente restaurante. La comida increíble y la atención espectacular. De entrada pedimos las famosas mollejas de cordero, por recomendación de ellos. Yo también les recomiendo que se las pidan, tremendas. Como platos principles fuimos con ravioles de cordero con salsa de tomate casera y sorrentinos de calabaza, deliciosos y abundantes. Para finalizar, de postre, fuimos con el volcán de chocolate, que no decepcionó.
La atención durante toda la noche fue muy destacable. Siempre muy atentos y amables. El dueño es un crack. Con el postre te traen una sorpresa de la casa, que me pareció un gran gesto para cerrar una experiencia genial.
El ambiente generado también es muy bueno, tipo cabaña con patentes de todo el mundo como decoración.
Recomendación: no hay reservas, así que ir apenas abren. Todo el mundo va apenas vuelve de las excursiones y para las 19:20/30 ya está completamente lleno. Va todo rápido pero se junta bastante gente a esperar.
Volveremos en nuestra próxima visita a El Chaltén
Excelente lugar para terminar de cerrar un gran viaje por el Chalten.
Se come delicioso, las porciones son abundantes y realmente (y lo más importante) exquisito!!!
La atención 10/10, súper amables, atentos y buen humor. Aplausos!
Detalle para cerrar una gran experiencia por La Tapera...licor sorpresa de la casa 🥇👏
Muy Buena atencion, buena variedad; rica comida.
Cuenta con opcion vegetariana.
Ir con tiempo y temprano debido a que la mayoria de las veces se encuentra lleno.
La comida es espectacular, las porciones bastante grandes. Pedimos bife y salmón. Ambos estaban espectaculares. Lo único que no nos agradó fue sentir que los mozos nos estaban encima a cada rato para que agilicemos y dejemos la mesa a otras personas que aguardaban afuera.
Cenamos allí con unos amigos, pedimos dos entradas: mollejas de cordero y berenjenas que estaban espectaculares. De principal pedimos: bondiola, trucha y lomo. Los tres platos muy recomendables, como también el vino (Humberto Canale Malbec gran reserva) riquísimo. La atención del personal es excelente, muy amables en todo momento. El lugar es precioso, muy patagónico. Lo único malo es la espera, ya que siempre está lleno y hay cola en la entrada. Los precios son un poco elevados.
Fuimos dos veces. La primera vez pedimos mollejas de cordero de entrada + cazuela de cordero y trucha con salsa de verdeo. Pedimos la sopa de verdura, el salmón y la bondiola en la segunda ocasión. Ambas opciones muy buenas, pero la primera por lejos la mejor.
Si no te gusta esperar, andá 1930-1950 como tarde.
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