Excelente lugar, excelente calidad de servicio, excelente calidad de comida y muy buen precio. He ido un par de veces ya y se ha convertido en mi lugar preferido del centro de CABA. El camarero, Víctor, señor de la vieja escuela, profesional y atento. Un camarero como dios manda. Muy recomendado y volveré.
Espectacular. Caímos ahí sin conocer el lugar, a merendar, y como vimos que tenía más aire de restaurante que de cafetería pensamos (muy erradamente) que nos íbamos a llevar un chasco. NADA QUE VER.
El servicio es de una calidad de esa que ya no se ve, con mozos elegantes, de camisa, con vocación y amabilidad. La comida es una delicia y es perfectamente proporcionada. Ni grosero ni microporciones. El chocolate caliente fue una locura, con su jarrita clásica. ¿Y las medialunas? Recién salidas del horno, tibias. No, no, simplemente espectacular. Ninguna propina le hacía justicia. Se volvió uno de nuestros lugares favoritos en Buenos Aires. Vamos a volver.
Es un restaurant muy porteño, cálido, bien atendido, donde la gente se conoce y se puede comer algo casero y rico sin gastar demasiado.
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