Mi visita a "Perón Perón" fue una experiencia gastronómica que superó todas las expectativas. Desde el momento en que entré, me envolvió la atmósfera acogedora y la autenticidad que caracteriza a este lugar. La decoración rinde homenaje a la rica historia argentina, con detalles que reflejan la época de Juan Perón. La fusión de elementos tradicionales y modernos crea un ambiente único que te transporta en el tiempo. La carta ofrece una selección diversa de platos que capturan la esencia de la cocina tradicional Argentina. Comencé con las empanadas, que eran simplemente deliciosas; el relleno jugoso y sabroso revelaba una maestría culinaria evidente, probamos también una proviketa rellena que fue una locura. El plato principal, un locro, fue una obra maestra, lleno de sabor. Prestenle atención a la carta y los nombres de los platos porque está llena de gags espectaculares. El servicio fue impecable. El personal conocía cada detalle del menú y proporcionó recomendaciones con entusiasmo. Para culminar la experiencia, probé el postre, un clásico flan casero que dejó un sabor dulce y nostálgico en mi paladar. En resumen, "Perón Perón" no es solo un restaurante, es un viaje a través de la rica cultura culinaria Argentina. Recomiendo encarecidamente este lugar a aquellos que buscan una experiencia gastronómica auténtica y memorable en el corazón de Buenos Aires.

Una linda experiencia, diferente a cualquier otro restaurant. La comida no me pareció tan espectacular, estaba correcta. Los precios quizás un poco elevados pero se compensa con la cantidad que venía por plato. El lugar está repleto de iconografía peronista, muy interesante la decoración. Párrafo aparte se merecen los nombres de los platos, eran muy graciosos. El personal me pareció súper simpático y atentos. Recomiendo para el simpatizante peronista. Para el que no, dependerá de su nivel de tolerabilidad. En un momento de la velada ponen la marcha peronista a todo volumen y todos cantan. También ese día festejabamos un cumple y ofrecieron un postre de cortesía al cumpleañero y cuando trajeron el postre lo trajeron con velita y le cantaron el feliz cumple al ritmo de la marcha. Muy divertido.