Realizamos nuestra cena de fin de año con el equipo de la empresa aquí. Excelente atención y servicio. La reserva la podes hacer por mail, te dan a elegir entre varios horarios y te indican el código de vestimenta.
Tienen sommelier que te ayuda para que puedas elegir entre una amplia carta de vinos. Recomiendo probar la entraña y de postre el volcán de chocolate.
Comida: la entrada fue una empanada de carne y tanto la masa como el relleno, estaban sabrosos, como plato de fondo un vacío y bife sin hueso, ambas preparaciones de muy buen nivel, tanto en el punto de la carne como en el aroma de la parrilla, las papas fritas abundantes y sabrosas, no pasadas en aceite, para finalizar el volcán de chocolate estuvo a la altura de una muy buena degustación en un día lluvioso.
Servicio: muy atentos desde el principio, Fátima, quién nos atendió, fue bastante amable y explicativa, rápida y servicial.
Ambiente: su decoración dentro del hotel es muy refinada, tiene varias pinturas colgadas, así desde la mesa hasta las sillas tienen un estilo que acompaña la línea de lo que busca el restaurante. Finalmente, el olor a leña a la llegada al lugar se percibe en la cuadra y es reflejo de lo que espera en su interior, un buen uso del fuego.
Excelente lugar para una cena relajada, conmemorativa, de pareja o en familia. El ambiente es tan agradable y está tan detalladamente decorado que reseña a la infancia y a las costumbres de nuestro país. Los platos igualmente presentados, con sabores exquisitos, formidables. La atención diría perfecta, a la medida de cada comensal. De nivel internacional con esencia 100% argentina. Buena bodega. Sin dudas, vuelvo. Recomiendo el arroz negro con mariscos.
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