Disfruté mucho de un té acompañado en un lugar tranquilo y silencioso. Algo difícil de conseguir hoy en día. El lugar es agradable y amplio. La comida como la atención fueron excelentes.
Es un sector del museo, tiene varias mesas algunas con butaquitas y sillas. Tiene dos accesos uno por la puerta principal del museo y la otras sería la parte lateral del museo que sale al estacionamiento, que es exclusivo para la gente que trabaja ahí porque nunca nadie está para subir la barrera del estacionamiento, así que disponen de un predio grande. Si hay algún evento tienen variedad de comida , desconozco si es por encargo o ya la elaboran usualmente ahí. El ambiente depende bastante se la presentación del auditorio de ese momento.
Estuve almorzando con mi madre que es clienta frecuente y siempre me habla muy bien. No se equivoca. Hermosa carta, precios asequibles para lo que es Neuquén, ambiente super agradable y atención impecable. Tengo entendido que los desayunos también son excelentes. Seguro volveré pronto.
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