Buen bodegón de barrio. Familiar. Había muy poco personal y así todo se esmeraron por atendernos normalmente. Se valora mucho eso. Pedimos buna de las recomendaciones del día, ravioles con estofado. Porción rica y abundante. El mousse de chocolate muy rico!
Conseguimos mesa rápidamente pero también se puede hacer reservas. La carta tiene muchas variantes y a muy buenos precios. Es una especie de bodegón en un club con porciones ricas y abundantes. La atención muy buena.
Lo principal a destacar es la atención que es de primera desde el primer momento, todo el personal es súper amable y cordial desde los mozos hasta el personal de la cocina. El restaurante es de tipo bodegón clásico donde el ambiente familiar prima entre los comensales y el personal. Los platos son bien abundantes, las pastas en mí caso estaban deliciosas y bien condimentadas. En el plato de mí pareja destaco que la carne estaba en su punto justo de cocción sin absolutamente nada que criticar, se nota el amor en todos los platos. La carta es amplia al igual que las opciones de bebidas, destacando las variedades de vinos que además cuentan con algunas botellas de medio litro para aquellos comensales que van sólos. Los postres son una delicia conservando el clásico toque de "la abuela". En cuanto a los precios son muy accesibles, para quienes vayan por primera vez tengan en cuenta que la mayoría de los platos se pueden compartir debido a la abundancia de las porciones, sobre todo para aquellos que van con niños pequeños. Lo único a resaltar son los baños, que sí bien estaban limpios en el caso del de hombres no había agua. De todas formas no le resta puntos ya que puede tratarse de una causalidad, además y volviendo a destacar la atención incluso sobre su hora de cierre entro a gente y fue igual de bien recibida que todos. Se nota muchísimo la garra que le ponen para mantener adelante el lugar, sin lugar a dudas volveremos.
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