Fuimos dos veces al mediodía, llegamos cuando había poca o casi nada de gente y después se llenó. Tiene mesas adentro y afuera, las de adentro son muy cómodas, especialmente las que están pegadas a la ventana.
Las dos veces pedimos pastas: ñoquis, ravioles de ave y sorrentinos mediterraneos, siempre con boloñesa (traen un bowl de queso rallado enorme). Son espectaculares, porciones buenas y económicas. El ambiente es muy lindo, bien calefaccionado, el baño equipado.
Te traen (y cobran) servicio de mesa, que incluye una masa hojaldrada con un dip, y una canasta abundante de panes de manteca y galletas tipo marineras.
De postre probé el streusel de manzana y el cheesecake, las porciones son medio chicas por el precio, pero ambos estaban ricos (aunque el de manzana no me gustó tanto porque prefiero la tarta de manzana, que es más compacta y con menos manteca en el relleno, más "sequita", pero es un gusto particular mío).
En cuanto a la atención, la primera vez estuvimos muchísimo porque si no llamás a la moza para que retire los platos, no viene. La segunda vez ya sabíamos que había que llamar, así que en cuanto terminamos de comer, al ratito pedimos la carta y la cuenta (demora un poco en traerlo por la cantidad de gente, pero siempre son muy amables).
Volvería para probar otros platos, se ven abundantes las milanesas.
Edit: me pedí la milanesa, no me tocó una muy grande, pero estaba riquísima. Tucarla en la salsa de los ñoquis 10/10
La carta es variada, incluye platos sin TACC.
La atención es amable.
Las papas fritas podrían haber estado más tostadas para mi gusto.
Muy rápida y amable, la comida es abundante, se pueden compartir platos. Buena relación precio producto. Recomendable
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