Qué lindo encontrar Bodegones así por las Sierras. Hicimos una parada por La Cumbre para almorzar y valió la pena. El lugar tiene el diseño del clásico bodegón porteño, con los platos justos y necesarios para que la carta no sea ni corta ni larga. Yo pedí el sanguchito de pan árabe prensado que tenía un gusto a casero tremendo y mí novio la mila con fritas que estaba perfecta. Soda en botella de vidrio (otro detalle de bodegón que mí cuore le suma) y de postre compartimos el flan casero de la casa con DDL y crema que te daban ganas de pararte y aplaudir. Platos grandes, buena atención, gran relación precio/calidad.
Volveré seguro.
Excelente atencion y platos muy abundantes y precios accesibles. La ensalada cesar muy abundante es para compartir.
La atención fue excelente. Buena predisposición de la moza. La comida llegó tan solo 10 minutos después de que la pedimos. Pidan ali olí para acompañar las papas, estaba exquisito
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