Bar con mucha onda en Villa Crespo.
La atención es un 10 y los tragos una locura.
No probé la comida, pero las malas lenguas recomiendan los buñuelos de espinaca y la faina frita.
Los precios están muy bien, un trago cuesta entre $2.500 y $3500.
Tienen juegos como jenga y la play, sí... la play.
Volvería sin dudas.
El local cuenta con dos espacios separados por un pasillo: el que se halla al frente tiene luz fría, un micro al que se puede acceder para sentarse, y cuenta con una caja donde se abona lo que se quiere consumir; el segundo espacio -más oscuro e íntimo- se encuentra al fondo y es donde está la barra. La atención es muy amable, la cerveza y la comida son ricas, y los sanitarios cuentan con todos los insumos necesarios.
Hermoso ambiente, distinto. Experiencia divertida comer dentro del colectivo. Le falta mejor servicio a la mesa, para todo tienes qu ir a comprar a la caja y se arman filas interminables cuando uno quiere ir a comer y estar en la mesa tranquilo.
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