Lupa

Una completa sorpresa. Supe del lugar porque pasé por la vereda y me llamó la atención, lo dejé como pendiente hasta que fui más que nada por curioso; y nada de que arrepentirme. Tienen un menú de platitos, por lo tanto, lo ideal es pedir unos 2 por persona y compartir. Nosotros éramos dos y pedimos 4, además de un postre para los dos, solo tomamos agua y gastamos unos 2600 cada uno, seguro con bebidas nos acercaríamos a los 3500 aprox. Los platos que pedimos: Pesca blanca. Uvas: es una combinación de sabores exquisita, contiene un picante de frutilla que es una cosa que seguro no habrás probado antes y es súper moderado, por lo que logras disfrutar sin que el picante te incomode. MUY recomendado. Tartar. Granada: fue nuestro favorito, la combinación de tartar, con granada ya es mucho y agregarle la crema de chía es otra cosa, es un deber probarlo si van. Pak Choi. Maíz amarillo. Muy buena combinación de sabores. No tengo ninguna queja de este. Pero como vino después de los anteriores mencionados que fueron una locura, este fue menguado. Fainá. Portobellos. Ají: una forma bastante peculiar de comer el fainá, otra combinación de sabores divina que deben probar. Finalmente nos decidimos por un postre, el Banana. Semifreddo. Chocolate blanco. Fue una hermosa manera de cerrar la cena, estaba INCREÍBLE, la mantequilla de maní que traía combinada con el Semifreddo a base de maracuyá fue simplemente maravilloso. En conclusión volvería a ir, quedaron platos por probar y con esta primera impresión siento que es difícil que me decepcionen.

Decoración neta donde los materiales nobles son lo relevante. Ambiente tranquilo y atención atenta. Una carta de diez platos resumida en ingredientes dejan lo que nos depara el sabor para después. Si bien nuestro anfitrión nos describe con tranquila minuciosidad cada plato, lo que sucede al probarlo es imposible de imaginar. La carta recorre el mercado en su totalidad, vegetales variados, todos los tipos de proteínas y preparaciones muy diversas con buen uso de las notas ácidas y los fermentos, algo que me encanta. Los platos son pequeños lo que invita a tapear y la recomendación es de dos platitos por persona, nosotros éramos cinco entonces ala!, nos pedimos toda la carta. Nos dimos el gran placer de probar cada propuesta. El espacio, la propuesta de cocina, y la atención nos acogieron e hicieron que nuestro encuentro fuera más especial de lo que ya era. Gracias por eso! Todo estuvo muy bien, pero la morcilla es para recordar y el tratar de carne y frutilla muy singular y sabroso. No quiero dejar de mencionar que la cuenta me sorprendió ya que fue un costo más que razonable para tanta calidad. Esta vez no llegamos a los postres, así que nos queda la excusa para volver. IG: @huelequealimenta

EL menú está constantemente actualizado y publicado en su perfil de instagram, la comida es deliciosa, el ambiente es muy cálido y la atención muy buena, los precios son un poco elevados (pero se pueden consultar previamente en el menú), los tiempos de espera son inusualmente cortos, el tiempo entre el pedido y la llegada de los platos es corto y el tiempo entre platos es óptimo. Quizá el único punto que me gustaría que fuera mejorado son las terminaciones en las paredes de la parte exterior, el día que fuimos lucían algo deterioradas/sucias.

Está bueno para probar algo distinto. Tienen varios platitos con mezclas no convencionales, que forman sabores originales. Algunos me gustaron, otros no tanto. El gin riquísimo y a buen precio. La gente que atiende es copada.

Linda experiencia. El lugar tiene una estética industrial muy moderna y vanguardista y hasta un tanto sombría, algo que lo hace muy particular, tiene mucha magia, me gustó muchísimo. Los platos son audaces, combinaciones poco habituales. El pan de masa madre fue una exquisitez! La crocancia de su corteza con ese dejo dulzón al final, realmente me enloqueció. El carpaccio no es por nada el plato más solicitado, una hermosura de sabores agridulces bien equilibrados. Muy buena carta de vinos y lo mejor de la noche, el mero, en cocción perfecta con un sabor ahumado que se lo otorga el kombucha en el proceso de asado. Muy recomendable! Algunos platos son muy pequeños. Recomiendo pedir muchos platos para compartir y así llevarse una experiencia completa de la carta que, por cierto, cambia constantemente. Productos de buena calidad. Sin dudas, un lugar que hay que conocer.