Visitamos Taki Ongoy con motivo de celebración especial y no pudimos quedar más conformes con la elección. El ambiente es sobrio e íntimo, permitiéndole a los comensales pasar un gran momento en compañía de pareja, amigos o hasta compañeros de trabajo. La música de fondo acompaña pero no opaca, dándole a uno la posibilidad de tener una conversación amena y agradable con su/s acompañante/s. La comida, que es quizás lo que más interese, es de otro planeta. En esta oportunidad elegimos degustar causas, ceviches y un tiradito, y de más está decir que todo fue espectacular. Los platos eran sumamente sabrosos, con combinaciones mega placenteras al paladar y materia prima de primer nivel, ninguno dejando absolutamente nada que desear. No sabría recomendarles una opción por sobre la otra porque quedamos decididamente fascinados con absolutamente todas. Un detalle no menor es que estas imágenes corresponden a lo que consumimos dos personas, y ambas quedamos satisfechas pero sin sobrevalsar. Tengan en cuenta que, al ser degustaciones, poseen tamaños menores al de un plato completo normal y, para alguien de buen comer, quizás puede ser escueto. Esto es personal e individu así que invito a cada lector a manejarlo por su cuenta. Con respecto al postre, la opción de tres mousses de chocolate fue, aunque poco a tono con la cena previa, una coronación estupenda para la velada. Dulce y exquisita. La atención de los camareros fue sumamente correcta y agradable, con un par de confusiones en pedidos y mesas pero nada realmente criticó ni muy reprochable, más considerando que nuestra visita fue en pleno sábado. Volveríamos? Por supuesto. Lo recomendaríamos? Con aún más ahínco