Cálida y adorable atención de Diana, excelente almuerzo. Magnifico lugar, se siente el amor con el que prepara todo y se cuida el entorno. Súper recomendable!
Fue una experiencia mágica. En una ruta muy muy al sur, donde crees que ya no vas a encontrar nada más aparece un cartel con platos y cubiertos reales que te señalan el lugar. Llegas por un sendero dentro del bosque, caminando a una pequeña casita donde Diana y Fer te esperan, donde ocurre la magia. Una vista increíble al canal de Beagle que toca las piedras allí, junto a la casa.
Platos maravillosos, super bien presentados, sabores muy bien combinados , productos frescos y únicos.
Toda una experiencia , desde encontrar el lugar hasta la despedida. Muy recomendable.
Diana y Fer muy cordiales, excelentes anfitriones.
No dejen de ir si van por Ushuaia, hay que recorrer un poco pero vale la pena.
No es para ir a comer es: "una experiencia gastronómica", todo un hallazgo. Más aún conociendo la historia de Diana quien a los 18 años decidió irse de Entre Rios a dedo a conocer la nieve y nunca más se fue. Un día se subió a una canoa y busco el lugar donde quería hacer su "ranchito".
Ya llegar es toda una experiencia.
Si te gusta comer lo mismo de siempre hasta reventar no es tu lugar. Pero si queres probar cosas variadas y que sorprendan tu paladar no dejes de ir
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