Hermoso lugar para compartir con amigos. Es volver a una época de nostalgia y pasado que evoca tiempos cálidos. Exquisita su picada Verona y empanadas fritas. Presentan menú para celíacos. Ni hablar de la caña con ruda...infaltable. Gentileza de la casa. Con esto se cierra un pacto que invita a volver a ir....la cerveza y la limonada...espectacular. Altamente recomendable.
Comimos una picada con amigos, muy completa y muy bien presentada. El ambiente es muy especial, un tipico almacén de ramos generales con exposición de gran cantidad de cosas antiguas que incluyen telas de araña y tierra acumulada de toda época, a lo que se suman varios perritos que se acercan a la mesa a esperar alguna miga. Esto para unos lo hace muy original y lindo, mientras que para otros puede ser un punto en contra. La limpieza de las mesas y cubiertos es buena.
El acceso, unos 2 kilometros por ripio desde Ángel Gallardo, puede incomodar un poco en días de lluvia o mucho polvo en suspensión días secos, aunque siempre es transitable.
Todo se corona con una atención personalizada de Jesús que en todo momento te hace sentir como un amigo y al final nos agasajó con una caña con ruda que te deja con ganas de volver.
Vale la pena conocerlo.
Estuvo todo EXQUISITO!! Las milanesas de la foto son veganas 😨 hacia muchísimo tiempo no comía milanesas con papas fritas y esto me trajo muy buenos recuerdos. Las empanadas fritas un diez de diez. También pedimos guiso de lentejas (no veggie) y me dijeron que fue excelente. De postre queso y dulce como se debe.
Ya estoy pensando cuando volver, muero de ganas de probar los demás platos
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