La calidez te la transmiten desde que ingresas. Fabrizio explica cada plato con el máximo detalle. La carta es muy atractiva, vas a comer rico y vas a planear volver para probar el resto de los platos.
Tragos, limonada, entradas, principales y postres. Todo insuperable y la buena onda flotando por encima de todo.
Sorprendido por la calidad de los platos. Productos súper frescos, bien presentados, y sabores muy bien equilibrados. Además de platos típicos peruanos, con su toque distintivo, ofrecen otras opciones como milanesas, carnes y pastas. Atención excelente, con recomendaciones y sugerencias. El lugar adentro es amplio,y cuenta con algunas mesas sobre el pasto en la vereda, con buenas sombrillas. Volveremos a disfrutar todo lo que tienen para ofrecer.
El lugar es lindo y la atención es muy buena. Pedimos de entrada causa vegetariana y de plato principal, unos ravioles con salsa de hongos. Lo único que no me convenció, fue un trago que pedí con jengibre, menta y pisco, que me pareció excesivo la cantidad de azúcar y no se sentía rl pisco. Es un lugar para conocer
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