Deliciosa experiencia gastronómica, muy bien atendidos por Marcela y Javier, que preparó una de las paellas más ricas que he comido, la ambientación realmente muy buena y la atención esmerada en los detalles, sin duda nos invita a regresar.
No hay Rogelio sin Baldomero. No hay Baldomero sin Rogelio.
Anoche, con mí familia, tuvimos, tal vez, la mejor experiencia culinaria que hemos tenido en muchos años.
Sumidos en la rutina y la tiranía del apuro, pocas veces uno se detiene a aguzar los sentidos y dejarse llevar por lo quen sucede alrededor.
Así fue anoche. Desde el momento en que Baldomero nos sirvió el vermú bianco, con las "patatas fritas" y el picante, empezamos una orquesta de sabores.
Cada plato, cada tapa, tenía una historia y su explicación. Y al escucharla, sentimos la profundidad del pasado (algo así es la cultura).
Rojo y amarillo, rojo flamenco y rojo furor de toro, el jamón señores. Tres partes distintas probamos con un aceite de oliva digna del primer árbol creado por Atenea. No faltó, claro está, el pan con tomate, fieles compañeros del angurriento ansioso.
Después, si importa el después y la vida no solo es el ayer, vino una tapa catalana que, fiel a su origen, nos dejó con las palabras cortadas. "Val més un areng sobre el pa que un colom a volar", se escuchó a lo lejos.
Pasando a otro capítulo, llegamos al clímax: la croqueta de jamón crudo. Cómo un beso después de la distancia, fuerte y suave, sostenido; como la mirada del amor a primera vista; como escuchar, por primera vez, que te digan papá o mamá; así fue la croqueta. Una nube crocante pintada por Turner.
Y, finalmente, la Santísima Trinidad: langostinos apanados, gambas al ajillo y tortilla española. Habría que establecer un nuevo mandamiento que obligará a qué estos tres vengan juntos. Los langostinos patagónicos, oscos y suaves; las gambas, sirenas que bailaban una alegría; y la tortilla babé, señores, una unción de sabores.
Cómo siempre, no faltó el vino rosé y un fiel y nuevo aliado: el licor de mandarina. Y se cerró, como toda buena noche, con el beso dulce de una crema catalana.
Para concluir y si llego hasta acá, vaya, se lo pido, a Rogelio, escuché a Javier, caracol si los hay, y al gran Baldomero. Le prometo que va a conocer eso que llaman felicidad.
Genaro Joaquín Vallone
+5
Altamente recomendado. Ambientación clave, un lugar para enriquecerse culturalmente con la tradición española. Perfecto para turistas, agradable para quienes viven en Mendoza. Estacionamiento privado, shows en vivo y una carta amplia. Recomendado.
Anoche fuimos por primera vez a Rogelio Restauran, digo asi porque no será la última.
Desde el estacionamiento propio, el recibimiento, el ambiente exquisito, la música con el volumen justo, el orden, limpieza, el mobiliario acorde y tantas cosas más. Hacen del lugar una experiencia inolvidable.
Comimos un menú de 7 pasos tapeo Español...No tiene desperdicio, una locura, terminarlo fue casi imposible, ni hablar de lo rico, estaba todo en su punto, se notaba q todo era recién hecho y sobre todo con productos de calidad.
Párrafo aparte para sus dueños, nos atendieron como amigos eso se valora, y mucho.
No me olvido de " Baldo" el mozo una gran persona q pone su experiencia sabiduría y CORAZÓN en la atención un 10 FELICITADO
para el.
Gracias " ROGELIO RESTORAN " Por hacernos de una noche común una inolvidable.
Calidad en cada detalle, calidez familiar, atención excepcional. Altísima gastronomía española.
Rogelio me llevo a España! Increíble experiencia. Voy a volver sin dudas.
Excelente restaurante de inicio a fin, un ambiente acogedor, su salón sumamente cuidado y decorado, sus empleados muy poefesionales y atentos y para finalizar su comida es excelente, llena de mucho sabor y amor. No hizo falta condimentar nada porque todo tenía sabor y era perfecto. Muy agradecido con el restaurante por hacer una noche inolvidable. Felicidades y que sigan creciendo tienen un restaurante espectacular y de calidad, la comida española más rica de la ciudad de Mendoza, te sentís comiendo en España en este restaurante un éxito!!!!! Todo esto lo digo porque también soy gastronómico y se el trabajo que requiere tener un restaurante así tan profesional y excelente.
Desde el comienzo fue una experiencia perfecta.
La mano de quienes preparan cada plato es única, exquisita.
Hay que destacar la perfecta atención de Baldo (mesero experto) nos recomendó una selección de platos excelente y nos sugirió un maridaje delicioso. Fue muy dedicado, atento, amable y divertido. Hizo que tuviéramos una cena perfecta.
Me da alegría que exista un lugar con este nivel en mendoza. Exquisita comida española. La cazuela de primer nivel. Caro.
Te transporta a España. Toda la comida, increíble y el servicio espectacular.
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