Considerado uno de los más prestigiosos, bellos y completos clubes deportivos del país, el Club Hurlingham, sede del "Abierto de Hurlingham", es la cuna del polo argentino.
A fines del siglo XIX eran pocas las oportunidades para practicar deporte en Buenos Aires. La institucionalización de las actividades deportivas en nuestro país comenzó con el auge del comercio internacional, la construcción de los ferrocarriles de mano de los ingleses y el creciente número de británicos que llegaban a las costas del Río de la Plata. Fue en ésa época que se fundaron los primeros clubes sociales y deportivos, que imitaban las instituciones de Inglaterra y su oferta deportiva: cricket, fútbol, rugby, polo, golf, bat fives, raquets, tenis, bochas de césped, tiro, hípica, caza de zorros (a caballo) y carreras de caballos, entre otros.
En la actualidad, el Club abarca 73 hectáreas y cuenta con una amplia variedad de servicios y locaciones para el desarrollo de actividades, tanto corporativas como sociales. Sus edificios principales poseen un estilo "inglés", típico de "campo".
Los orígenes del club no fueron fáciles. El inglés John Ravenscroft tuvo la idea de reunir a sus compatriotas que vivían en nuestro país en un espacio donde pudieran encontrarse socialmente y practicar todos los deportes posibles sin distinción. Se le ocurrió modelar el club sobre el ya existente y muy respetado "Hurlingham Club" de Londres, fundado en 1869 y órgano rector del polo en todo el mundo.
El lugar donde se emplaza era un total descampado. No existían rutas, ni calles, sólo unas pocas sendas o caminos de tierra, por lo que la manera más confiable de llegar al Club era montado a caballo. Como la estación Hurlingham no existía, en los primeros años, los socios que querían viajar en el Ferrocarril Pacífico se paraban al costado de la vía y hacían señales al maquinista del primer tren que pasaba.
La contratación de William Lacey fue fundamental para el Club. Este profesional de cricket inglés, conocido como "El mago de Hurlingham", fue artífice, constructor, instigador de mejoras, gerente y deportista. Supo encarnar el verdadero espíritu de Hurlingham. Excelente jugador de polo y cricket, fue padre del legendario Luis Lacey, el primer 10 de hándicap en polo de la Argentina.
En sus primeros años, el Hurlingham Club fue un ámbito reservado casi exclusivamente para caballeros, donde las damas eran apenas toleradas, al igual que los clubes en Inglaterra.
Con el tiempo, la comunidad inglesa comenzó a reducirse. A través de los años, la nacionalidad de los socios cambió de forma gradual. De ser un club exclusivo de ingleses, pasó a ser primero un club de "Anglo Argentinos" y, luego, un club de "Tradición Inglesa".
El 6 de enero de 1890 se jugó el primer partido de cricket en Hurlingham. El 26 de junio de 1892 se jugó el primer torneo de golf. En octubre 1893 se jugó el primer partido de lo que sería el Campeonato Abierto de Polo más antiguo del mundo. El "Abierto de Hurlingham", considerado el más antiguo y el segundo más importante del mundo después del "Abierto Argentino", es el orgullo más importante del Club, pues cuenta con los jugadores en actividad de más alto hándicap en el polo mundial.
Los deportes hípicos estuvieron entre las primeras manifestaciones deportivas del Club. Casi en simultáneo con el inicio de la práctica de polo, comenzaron también a disputarse las carreras de caballos en el óvalo del hipódromo inaugurado el 9 de julio de 1890. Las competencias de caza (con escopeta) de perdiz, patos y "snipe" en los bajos de Hurlingham, y de palomas dieron paso a otros deportes.
El golf nació en el Club Hurlingham con la inauguración de los primeros 9 hoyos el 26 de junio de 1892.
Indudablemente, el Club Hurlingham es uno de los más prestigiosos, bellos y completos clubes que existen para la práctica de deportes. Hoy continúa la tradición de ser, como hace más de 120 años, un club de amigos donde se privilegia la amistad, la caballerosidad, la ética y el "Fair Play".
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