Nos encantó! Lugar super sencillo con rica comida y buena atención. Es una casa que tiene un jardín en el fondo y quienes manejan el lugar también atienden y cocinan. La oferta es de platos regionales de Argentina. La verdad fuimos sin reserva y porque lo encontramos en maps y terminamos pasando una noche excelente! La vibra es magnifica, impensado encontrar un oasis así en pleno colegiales
Excelente todo. De entrada pedimos platitos fueguinos, y de platos principales: locro, seco de cordero, bocaditos veggie y sudado de ternera. Todo bien presentado y exquisito. De beber, agua y una jarra de limonada con jengibre, que aparte de estar excelente, es grande, para 3 personas tranquilamente. Si elegís comer en el jardín, el ambiente es muy tranquilo y te invita a una larga sobremesa como si comieras en el jardín de tu casa. Con café, sin postre, 4 personas, la cuenta fue de 30 mil pesos. Cobran 400 pesos por servicio de mesa. Por la calidad de los platos, ambiente y atención, no es para nada caro. Vale la pena volver.
Me encantó. Pedimos de entrada, una tablita toba, una tablita gaucha, y un platito fueguino (norte, centro y sur) la carta está dividida en las zonas del país. Todo excelente y buena cantidad. De principal pedimos una milanesa de muzzarella rellena (que me pareció chiquita). El lugar es hermoso, la atención es cálida y relajada. Recomendado.
Hermosa experiencia! Da la sensación de estar un lugar alejado fuera de la capital. Venganse con tiempo y paciencia porque es un ambiente muy casero. Bocadillos de quinoa y legumbres + Filete de pollo al malbec recomendadísimos!
Hermosa experiencia! Después de un menú muy interesante y extenso, con temáticas de diferentes regiones de argentina, pedimos una humita como entrada y como platos principales cintas negras y una ensalada de rucula y salmón. Riquísimo todo! Y el jardín muy lindo
Finalmente fuimos atendidos por el dueño con el cual mantuvimos una charla muy amena
Recomiendo!
Convengamos que no es el gran restaurante de la ciudad
Convengamos que no es un lugar de decoración cuidada, de diseño…
Pero dicho esto, es sin duda un lugar a descubrir
El rollo de llegar a un lugar que parece cerrado sin más
El tener que haber reservado previamente (si tienes suerte como yo, puedes llegar y que haya lugar)
El acceso oscuro que va descubriendo un entorno bucólico, diferente, escondido… un jardín secreto
Al final tienes lo que necesitas
Si vas con niños, tiene hasta columpio, rueda de asientos y otras opciones
La carta es amplia y estructurada
La cocina es para comer bien. Sin más. Pero sin pegas, sobre todo porque el precio es adecuado.
Pedí queso con pimienta, cintas negras con crema de queso azul (demasiado líquida), y sudado de ternera con papas (interesante carne)
Pero además el precio, como sigo, es realmente equilibrado y razonable
Nada caro
Bodega con referencias comerciales pero adecuado al restaurante
Para mí es un lugar para volver
Lo mejor: la atención del dueño y el encanto del lugar
Y sí, espero volver
Una experiencia totalmente diferente que recomiendo mucho para cambiar los lugares llenos de gente, al menos por una vez. El jardín es grande y muy lindo. La carta tiene opciones muy variadas tanto de entradas, platos principales, como postres. La comida en general estuvo muy rica, mi favorito fue el volcán de chocolate con helado de naranja y jengibre, un 10. El único defecto quizás sea la demora en la atención, a mi en lo personal no me molestó pero está bueno remarcar
Cuando pasas por enfrente, no esperas encontrarte con su hermoso patio lleno de vida, todo muy verde y vivaz.
Hermoso para estar durante el día y recibir el cálido sol de lleno. O estar en la refrescante sombra gracias a la flora del lugar.
Adentro es bastante reconfortante. Tranquilo, cómodo, ideal para una cita tranquila.
Tiene decoraciones curiosas y aún arte particular.
El servicio es atento y la comida es rica y visualmente interesante, las presentaciones son agradables a la vista.
Los platos vienen en la porción justa, ideal para comer y seguir paseando sin estar a reventar y/o probar otros platos. Los precios a mí parecer están bastante bien.
Llegamos y tocamos timbre ( no teníamos reserva , pero el dueño nos recibió igual) . El lugar tiene un jardín muy lindo , fuimos con nuestras perritas y ellas también fueron recibidas muy amablemente, no solo les dieron agua sino también alimento balanceado . La carta es menú argentino que se divide en norte , centro y sur . Pedimos de entrada humita norteña y una tabla fueguina de queso ahumado ,chutney de duraznos confitados , y trucha frita. ( abundantes ambas ) Como plato principal pedimos el cordero patagónico con timabal de arroz y verduras ( que también era para compartir ) , y de postre 2 cafés con un espectacular volcán de chocolate q venía acompañado de helado de naranja con jengibre . Tomamos un pinot noir la poderosa que es la bodega con la que trabaja el lugar. La panera es pan casero calentito con hummus. Pagamos 5300 pesos en total . Recomiendo este lugar para vivir una experiencia distinta. El dueño es súper amable y la comida súper casera.
Hermoso lugar, muy tranquilo, con un patio con muchas plantas y muy buena atención. Carta muy variada. La comida aprobada (comimos sorrentinos y milanesa de muzzarella) y los postres (copa secreta y panqueque con dulce de cayote) espectaculares! Gastamos 9 mil cada uno pero con vino, agua y postre
Es un lugar exótico, tranquilo, se puede comer y charlar sin problema. Tiene un jardín hermoso con árboles y naturaleza, cosa extraña en capital! La comida muy rica, podes elegir entre comida del norte, del centro y del sur, hay mucha variedad y sobre todo tienen comida vegetariana/vegana, que es el tema que me interesa! La pasé muy bien y los precios accesibles! Lo recomiendo!
Hermoso lugar! Ideal para comer rica comida y hablar tranquilos entre plantas.
Excelente lugar, un jardin con arboles y palmeras , mucha paz , los platos exquisitos. Son 3 opciones de menu , divididos x zona norte. Centro y sur del pais. Vuelvo seguro me encanto!
Ya es una aventura llegar, previa reserva, y tocar el timbre. Desde la calle, no hay manera de sospechar que alli hay un restaurante. Al ser admitidos, pasar por los salones, y llegar a la joya escondida: El jardin secreto. Las mesas estan ubicadas en distintos sectores. El.ambiente es tranquilo, como de templo en el que los chicos juegan. Uno se siente como en Mar Azul. La comida es muy rica. La carta está organizada por regiones: Nuestro Norte, Nuestro Centro y nuestro Sur. El locro que pedi, estaba rico y no picaba demasiado. Sabroso y me gano el paladar a pesar de ser mas bien caldoso. El pollo al malbec con el timbal tambien muy recomendable. Llego un toque frio, quizas. El volcan de chocolate, tambien muy ricco. En suma un momento muy agradable Y si bien a la hora de pagar uno sufre un poquitito el lugar lo vale.
El lugar es muy lindo, con mucho verde y mesas en el patio. El ambiente muy tranquilo y La atención fue inmejorable: los chicos son muy amables y atentos. Y la comida riquísima. Tienen menú fijo con platos elaborados. Probamos el filet de pollo con salsa de hongos y los fideos negros con roquefort. Todo exquisito. Un lugar muy recomendable para salir del barullo de los restaurantes de la ciudad.
Jessica Blossom “jessica_B”
+5
Es un lugar mágico ! con atención y protocolo impecable. El menú lo organizan por zona geografica con lo que te dan ganas de volver y sentirte un ratito en el norte argentino, o en el sur degustando cada entrada y plato. Pedimos 2 entradas y 2 platos y fue super abundante. El mojito riquisimo! muy bien presentado todo! :)
Fuimos día de semana a la noche, hermoso el lugar y muy rica la comida. Nos dieron pan calentito que parecía recién hecho con unas berenjenas buenísimas de entrada. Super amables y mucha variedad en la carta. Además tienen soda morgade que es genial.
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