Al ingresar nos atendieron sumamente rápido. El pedido no tardó, pero uno de los tres platos trajo papas fritas cuando habíamos pedido puré, lo cambiaron tan rápido que logramos comer los tres a la vez. Los dos mozos que estaban arriba fueron super amables y eficientes, pero estaban casi todas las mesas ocupadas y tardaron mucho en poder venir para pedirles postre, tardaron mucho en traer la cuenta, tardaron mucho en cobrar... aclaro que igual era evidente que no era por falta de voluntad sino que estaban tapados de trabajo, era necesaria una persona más trabajando allí. Los postres los trajeron y los dejaron entre los platos sucios, debí pedirle que por favor los retirara. En cuanto a los postres, tanto las frutillas con crema como el flan con crema tenían una sorprendente escasez de crema, MUY POCA cantidad de crema, sería una cucharada sopera al ras, es un postre que suelo pedir y jamás me habían dado así, además de que el flan estaba volcado en una copa en la cual no entraba, y había quedado medio roto, un desastre, se sirve en compotera o plato. Por otra parte antes de decidir que entraríamos a almorzar habíamos parado en el kiosco de enfrente y habíamos comprado agüitas, nos dejaron ingresar con ellas y consumirlas allí (igualmente pedimos más bebida). Los precios fueron baratos, 1500 cada plato, 800 la brahma y los postres 600 y 650. No cobran cubierto. Es un lugar recomendable.