Una auténtica experiencia gastronómica de bodegón porteño. Las comidas son muy variadas, la carta es abundante (como lo son los platos) y siempre tienen un "plato del día" que está a un mejor precio que los demás. Tienen 4 o 5 etiquetas de vinos que te vende por botella, y una amplia variedad de otras bebidas.
Hacés el pedido en caja, te dan un número y luego vienen y te traen la comida.
Todos los 29 hay ñoquis.
La decoración es simpática y argentina.
Esta vez me desilusionó caminar tanto, llegar y pedir un plato que no cubrió mis expectativas. Fue la torre de vegetales con pollo. En realidad era una torre de fiambre. Muy frío, sin gusto.
Lo mejor, como siempre, es la atención de los mozos y barra.
Igual, no dejaré de ir, es el mejor lugar en Baires para tomar un trago o comer rico.
Elegías entre una variedad precisa de menúes de una carta que no te marea por la cantidad de opciones. Hay variedad de pastas, ensaladas, picadas y carnes. La bebida puede ser por litro, elegías vos y luego vas a la caja, lo pedís y pagas. Esperamos 10 minutos y trajeron los 5 platos juntos. El lugar es limpio y agradable. Una muy linda experiencia. Está bien arreglado con fotos viejas y millones de envases de bebidas colgando.. la comida es abundante en cada plato y exquisita!! Los precios son fabulosos!!
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