Fuimos para el Día del Padre, por lo que esperábamos que estuviera lleno como estuvo. La atención fue muy buena. En cuanto a la comida, destaco que las bebidas eran de 1L y medio. La tabla de fiambre era bastante pequeña y las empanadas no tenían el sabor de una típica empanada frita. Creo que por la cantidad de gente estuvieron bastante sobrepasados… Pedí pastas para empezar, me comentaron que estaban demorando y me recomendaron arrancar con la carne. Una vez que nos trajeron el brasero, al mismo tiempo me trajeron las pastas, lo cual hizo que una de las dos cosas la termine comiendo fría. En cuanto a la carne, en si, al traer trozos de de todo un poco, en algunos casos nos costaba dilucidar qué corte era… los trozos eran pequeños, al igual que los chorizos y morcillas. En relación al ambiente, el lugar es muy lindo pero adentro mismo hacía mucho frío, le falta calefacción o que la prendan. En resumen, por la cantidad de comida que nos dieron (en raciones pequeñas) no creo que valga la pena pagar por cubierto. Al momento de pagar, con tarjeta de crédito, nos terminaron cobrando un recargo superior al que nos habian indicado (15% en lugar de 10%). Es para ir a pasar un fin de semana a un lugar distinto, lejos del ruido de la ciudad.