Hicimos la experiencia Zonda y no hay elogios que alcancen. La atención de todo el equipo es sencillamente perfecta: sumamente amables, pero sin ser acartonados, y con un toque amistoso que te hace sentir que estás en tu casa. El breve paseo por la finca, guiado por Hipólito, y el paseo por la huerta, acompañados por Maxi, fueron muy interesantes y le dan un valor agregado a la experiencia, que ya de por sí es muy completa. La cocina con concepto abierto permite hablar con el equipo desde que uno llega, y todos los que estaban trabajando fueron más que amables. La actividad de cocinar ahí mismo (en nuestro caso, las famosas tortitas mendocinas) me pareció muy divertida y amena, aparte de una oportunidad de charlar con otros comensales y, una vez más, con el equipo de cocina. Todo, desde la ambientación hasta la comida y los vinos, me parecieron excelentes, muy dignos de la estrella Michelin que acaban de recibir. Destacamos la atención de todo el equipo: Hipólito, Maximiliano, Emilia, Lautaro y todos los demás cuyos nombres no recuerdo tras el exceso de vino. Lagarde pasó a ser de las bodegas que más disfrutamos (si no la que más). ¡100% recomendable!
Muy linda experiencia, buena atención y el lugar está muy lindo. El menú con altibajos y el servicio de vinos, si bien abundante y variado, debería cuidar mejor la temperatura.
Juan Manuel Martínez Medina
+5
No descubro nada si digo que todo en Zonda es espectacular. La atención, los vinos, el maridaje, el ambiente, las vistas. Es una gran experiencia para comer rico y pasar un gran momento. Probamos el menú cuyano y comimos un poco de más. Buena vuelta a los platos tradicionales argentinos y un final con carne de muy buena calidad y mejor cocción. Me encantó la empana de morcilla y todas las guarniciones del ojo de bife (en especial, el ceviche de frutos). Este menú incluye el Henry Gran Guarda, no se lo pierdan por nada del mundo. La atención es muy cálida y personalizada.
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